Reactividad
¡Hola a tod@s!
Ya estamos aquí de nuevo y te traigo una nueva entrada a este blog. Hace unos días, por redes sociales, os preguntamos sobre qué tema os interesaría más que habláramos, y los temas ganadores fueron: reactividad y cachorros. Así que he pensado que combinando esos dos temas podría salir algo interesante. ¡Vamos a ello!
La reactividad es, al menos para mí, el motivo más frecuente por el que una persona acude a un adiestrador o educador. Esto nos hace preguntarnos: ¿por qué está ocurriendo esto? Para mí, la razón principal es que no estamos siendo justos con nuestros perros, no los estamos entendiendo. Damos cosas por sabidas y no nos damos cuenta. La desesperación nos lleva a pedir consejos a cualquiera (sea o no profesional) y el resultado acaba siendo un batiburrillo de ideas erróneas y creencias que terminan pagando siempre los mismos: los perros.
Lo primero que debemos entender es que la reactividad de un perro no nace cuando ya vemos al perro por la calle tirando como un loco, ladrando y “queriéndose comer” a todo lo que se mueve. La reactividad aparece mucho antes, me atrevería a decir que en muchas ocasiones aparece cuando el perro es un cachorro, y si me apuras, durante su etapa de socialización y sociabilización (si queréis, en otra ocasión hablamos sobre la diferencia entre ambas). Para que lo entiendas, primero te voy a contar las principales causas que nos encontramos en los casos de reactividad:
Inseguridad:
Quizá el motivo más común, y suele ser debido a que el cachorro ha sido sacado de la camada muy pronto, a querer obligarlo a “jugar” con otros perros, a interpretar que estaba jugando con otro perro cuando lo que quizá hacía era pedir espacio, o simplemente haber tenido un susto. Los casos de inseguridad suelen ser más complejos y requieren de muchos elementos para poder llevarlos al éxito. Sobre todo, requieren un gran trabajo y esfuerzo por parte del guía, porque mientras este no ejerza su figura de referente de seguridad y aporte soluciones, el perro seguirá “haciendo” la guerra por su cuenta.
Exceso de efusividad:
Este motivo nos lo encontramos sobre todo en razas muy sociables, como Golden Retrievers, Labradores, Bulldogs… ¿Y por qué ocurre? Es muy sencillo: cuando el cachorro es pequeño (y súper mono) es muy gracioso que vaya a saludar a todo el mundo, ya sea que salga corriendo o tire de la correa. Es gracioso e incluso nos agrada y buscamos que lo haga. ¿Qué ocurre? Pues que cuando ese cachorro crece, ya no nos hace tanta gracia ni a nosotros ni a la gente externa a nosotros. Pero ya es tarde, porque le hemos enseñado a nuestro perro que hay que saludar, y que cuanto más tire o más rápido vaya, antes llega. Cuando el perro se cruza con alguien o con algún otro perro y no llega a saludar, empiezan las peleas con la correa y aparece la frustración.
Falta o mala socialización/sociabilización:
¡Ojo, que este tema se las trae! Lo primero que deberíamos entender es la diferencia entre ambas. Resumiendo mucho y aplicado al tema del que estamos hablando, con la socialización enseñamos al perro que aunque haya personas, perros, motos o lo que sea en la misma escena, simplemente hay que tolerar su presencia, sin necesidad de interactuar con ellos. En cambio, con la sociabilización ya nos metemos en habilidades sociales, aprendizaje… básicamente, cómo debe ser esa interacción. Por lo que podríamos decir que un perro que no ha socializado correctamente no puede estar bien sociabilizado. Aquí es donde fallan muchos guías, ya que lo primero que enseñamos a un perro es ir a saludar, o peor aún, que vengan a saludarlo de cualquier manera. Hasta que no entendamos esto… mal vamos.
Mal manejo de correa:
¡Si hablamos de correa, uf, cuánto nos queda por aprender! Necesitamos aprender sobre los materiales, sobre el manejo de correa, el efecto positivo o negativo de cómo utilizamos la correa… En fin, como en alguna ocasión he dicho: “¡La correa! Esa gran desconocida…”. Hablando con el compañero y amigo Dani Pardos (para el que no lo conozca, pinchando sobre su nombre puede conocerlo un poquito mejor, no os va a defraudar), llegamos a la misma conclusión: si aprendiéramos a hacer un buen uso de la correa, podríamos prevenir y ayudar mucho a nuestro perro con la reactividad, e incluso muchísimos problemas más de conducta. Fijaos que, si hay un elemento común en el 90% o 95% de los perros, es que todos en algún momento hacen uso de la correa. No darle la importancia que merece, a la larga puede acarrearnos problemas.
Aburrimiento:
¿Qué te ocurre cuando en tu vida reina la monotonía y cada día es igual al anterior, e incluso sabes que el día de mañana será igual, y pasado mañana igual? Lo mismo ocurre si tu perro hace cada día la misma ruta, el mismo parque, la misma calle… Los perros son seres sociales, y las relaciones con el entorno no es que les gusten, es que son una necesidad. Tu perro necesita explorar sitios nuevos, porque si todos los días sale por la misma calle, algún olor nuevo habrá, pero no será suficiente. Esto hará que tu perro empiece a cargar sus “reservas” de estrés, hasta que rebosen. Y si lo único atrayente que pasa a su alrededor es un perro o una persona, ¿qué crees que pueda pasar?
Evidentemente, podríamos hablar de muchos motivos más de la reactividad, pero en esta ocasión quería hablaros de estos por una razón: que entendáis que la reactividad no empieza cuando el perro ya va queriéndose comer a todo lo que aparece. La reactividad puede empezar desde que el cachorro llega a casa y por eso es importante prevenirla. ¿Y cuál es la mejor forma de prevenir un problema de conducta? El conocimiento. Saber qué hacer y qué no hacer para no acabar sufriendo la reactividad de tu perro. Porque de verdad que es algo que la gente que lo padece lo sufre mucho, y lo sufre porque te limita: te limita a ir a ciertos sitios, te limita ir tranquilo con tu perro por la calle…
Dejaos de cuentos de hadas o cuentos de Disney de que un perro es superamigo de todo lo que pasa a su alrededor, porque no, no es así. Interésate por tu perro, cómo piensa, cómo actúa, el porqué de sus conductas o reacciones, qué papel juegas tú… De esta manera, podrás evitar la temida reactividad y disfrutar de tu perro al 100%. O si no, ¿qué hay más relajante que un paseíto con tu perro?
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Me despido ya. Espero que te haya gustado, espero que te ayude y si quieres que profundicemos más en este tema, o hablemos de algún otro tema que te interese, háznoslo saber al correo info@tuhuellaacademy.com. Si quieres conocer nuestro trabajo más de cerca, sabes que puedes encontrarnos en Instagram y TikTok. ¡Te espero en la próxima entrada al blog! ¡Un abrazo!
Miguel.
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